Proporcionar
nutrientes a las hortalizas: Las
hortalizas necesitan muchos nutrientes para desarrollarse y
ofrecer cosechas ricas y abundantes en apenas varios meses. Esto hace que
debamos prestar especial atención al sustrato dónde vamos a cultivar el huerto.
La preparación de la tierra antes de la
siembra resulta fundamental y consiste en enriquecer el sustrato con compost
o estiércol y labrar bien el suelo para que quede suelto y mullido. Una vez
hayan comenzado a brotar las plantas, deberemos abonar la tierra con frecuencia
utilizando abonos orgánicos.
Garantizar riegos frecuentes y
abundantes: El huerto puede exigir
riegos prácticamente a diario durante los meses más secos de
primavera y verano, que suelen coincidir con la época de vacaciones, por lo que puede ser de gran utilidad la
instalación de un sistema de riego automático por goteo.
Controlar a diario plagas y
enfermedades: Las hortalizas son más sensibles a plagas y enfermedades que otras
plantas ya que si no detectamos el problema rápido y dejamos que una plaga o
enfermedad se extienda, aunque la planta sobreviva, habremos perdido gran parte
de la cosecha.
Para tener las plagas y enfermedades bajo control
hay que favorecer la existencia de insectos beneficiosos y revisar las plantas
a diario. Si detectamos alguna planta afectada por alguna enfermedad o plaga, lo
mejor es cortarla para impedir que el problema se extienda a otras plantas.
Si se
ven afectas muchas plantas deberemos analizar de qué plaga o enfermedad se
trata y buscar un tratamiento orgánico adecuado.
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